miércoles, 3 de julio de 2013

Algo de...


Schopenhauer dice:


El hombre no vive más que en el presente, que huye sin remisión hacia el pasado y se abisma en la muerte. Salvo las consecuencias que pueden refluir en lo presente, y que son obra de sus actos y de su su voluntad, su vida de ayer está por completo muerta, extinta. Por eso debiera ser indiferente para su razón que ese pasado estuviese hecho de goces o de penas. El presente se escapa de su abrazo y se transforma sin cesar en pasado; el porvenir es por completo incierto y sin duración.

Lo que en verdad se siente

Algo más que yo


¿Hay algo más lejos que yo mismo?. Siempre me he sentido lejos de la verdadera realidad que me rodea. Podría decir que la óptica que tengo de mi vida se parece a un sueño, no tan profundo.

He visto ir y venir por todas las calles patrullas, con las sirenas bien altas, a gran velocidad, y nunca hay delincuentes; ambulancias apuradas, con su hado de muerte y nunca hay personas lesionadas. He escuchado en la calle o, visto, en la televisión noticias de lo grave que está la delincuencia y nunca hay ladrones. Todos pueden ver de día y de noche a parejas compartiendo su amor, amándose a manos llenas y nunca nadie dice que el amor sí existe. Entonces, por estas razones, se que todo pasa, pero sé que nada me pasa a mí.

¿Es necesario en verdad sentirse conectado con todas las personas que me rodean? se produce, creándose instantáneamente, a veces, el sentimiento de que no hay nadie, de que por más que busque, o intente, no siento el verdadero contacto con el prójimo, con las personas que se encuentran a lado mio con el forzoso carácter de permanecer en el anonimato. 

Es ésto lo que me hace creer que estoy en un sueño. Se ve, entonces, desde el lado contrario de una ventana lo que es real y no, donde el lado de adentro de la ventana soy yo y el lado de afuera es la verdad, donde la ventana es la puerta, la salida, el túnel para entrar y salir de uno mismo. La ventana tiene cerradura que cambia en cada momento, y que es la perspectiva de una visión que debe reformarse y reconstruirse, abrir y cerrar, en cada momento para que la llave sea la correcta.

Y así, como yo, habrá muchos otros más, que buscan la salida o las salidas de su gran soledad.