sábado, 31 de mayo de 2014
El hombre en su naturaleza.
Poema de Jaime Sabines
Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,
tú lo tienes.
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.
Te agradezco a los cuentos,
doy gracias a tu madre y a tu padre,
y a la muerte que no te ha visto.
Te agradezco al aire.
Eres esbelta como el trigo,
frágil como la línea de tu cuerpo.
Nunca he amado a una mujer delgada
pero tú has enamorado mis manos,
ataste mi deseo,
cogiste mis ojos como dos peces.
Por eso estoy a tu puerta, esperando.
Querer es sombra.
El endeble cuerpo de aquella silueta trazada por el pensamiento invadió los rincones de la habitación, otra vez como hace mucho la encontré triste en su figura, alborotada en su forma de andar. Cruzaba una y otra vez por la luz que dejaba pasar las cortinas de la ventana,luz de luna plateada. Ya la he visto antes, atrapada en el cuerpo de una mujer que se hacía llamar "Paloma". Ella era sus ojos que me miraban (siempre esperé un ataque feroz y salvaje), en las palmas de su mano mi beso encontró el tacto, y era tan fácil recorrer su cuerpo, un espejo que puedo atravesar. Ya en el calor del interior de Paloma estaba anidada la sombra, una parte de mí, un todo lo que soy es Paloma, porque mi sombra se anexo a su tiempo, a su forma de vivir y andar por el mundo.
Entre la pesadilla y la forma.
No sabía que me estaba diciendo adiós, tampoco que esa sería la última vez. Fui un tonto, no pensé en despedirme de esa forma, ella quería algo diferente, tal vez unas palabras de consuelo, un beso final y un abrazo. Un deseo roto.
Destruí aquella sonrisa en su rostro. Sueño con ella, siempre ella y su llanto que corre por su cara deformándola. Lágrimas que caen hasta el final del pozo hueco. Siento su sabor salado en la lengua. La bese mientras lloraba y se convirtió en la imagen de mis pesadillas.
Al final, no soy yo ni tampoco ella, es ,más bien, lo de siempre: el abandono,la soledad, los corazones rotos, la forma de sentir un nuevo miedo.
Nunca dije adiós, tenía que decirlo y ella me obligaba a decírselo. Despejé la conciencia y la puse en blanco mientras una parte de mí la atacaba, una daga que va cortando la superficie del cuerpo. No sangró y sentí su sangre agitarse en mis manos.
jueves, 29 de mayo de 2014
Entre la neblina.
Quisiera entregarte, Amor, un recuerdo grato, un místico significado en los siglos de la historia, ya que en la mirada universal somos participantes. Es un intrigante ver hacia el cielo y su temporal movimiento.
Te das cuenta que estamos formados por otras personas, no me refiero a las que vemos y hemos conocido actualmente, a lo largo de la vida; me refiero a los tantos humanos que han visto antes que nosotros lo que vemos, ellos que se han enamorado antes, que han dado sus pasos y sus huellas, marcadas en el suelo, se han ido hace tanto. Para ellos ya no existimos, pensaron en su futuro.
Somos la gente que ellos soñaron, nos odiaban o nos guardaban su tesoro de la vida en el cofre corazón. Y pronto seremos partes de aquellos.
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