viernes, 2 de agosto de 2013
De: Mario Benedetti
Lo que necesito de ti:
No sabes cómo necesito tu voz;
necesito tus miradas
aquellas palabras que siempre me llenaban,
necesito tu paz interior;
necesito la luz de tus labios
! Ya no puedo... seguir así !
...Ya... No puedo
mi mente no quiere pensar
no puede pensar nada más que en ti.
Necesito la flor de tus manos
aquella paciencia de todos tus actos
con aquella justicia que me inspiras
para lo que siempre fue mi espina
mi fuente de vida se ha secado
con la fuerza del olvido...
me estoy quemando;
aquello que necesito ya lo he encontrado
pero aún !Te sigo extrañando!
Días anti-rutina.
¡Cuántos días buenos, cuánta luz en cada uno de ellos, y están tan lejos, llenándose de polvo, quedándose colgados entre algún cable de luz, igual que unos tenis viejos!. Cada cosa en la que uno no puede vivir y ser y continuar recorriendo las astucias que imparcialmente nos arroja el aullar de los días ávidos de nuestra suerte afable y lucida.
Volver a vernos, volver a mover los pies, dar una dirección al camino, hacia ti voltear, tan sólo por un momento, disfrutar un par de horas del terror y la maravilla de amar. Y son tan cortos esos momentos, me dices de golpe que te tienes que ir, y, yo, aún estando muerto de la noche antigua, te respondo con un llanto entre tu cabello, entre tu abrazo, hasta donde la piel alcanza a dividirnos. La tristeza se hace presente en las palabras más tristes, y en la hora más cósmica, más universalmente desigual. Tenemos que levantarnos de nuestro ruidoso silencio, besarnos de pie, y aunque no eres tan alta como yo, insistes alzando los pies (y que feliz soy si haces eso). Pero siempre terminas yéndote. Me preguntas que por qué no busco a alguien más, con más tiempo, más cerca y más todo; no te digo nada porque te quiero a ti. No quiero ni tiempo, ni otros pensamientos, tampoco otros labios. Mi amor va más allá de esas cosas, te quiero a ti porque eres tú: mujer, bosque, flor, agua, camino, equilibrio. ¿Qué importa la muerte, que importa Dios y su reino de los cielos; qué importa la felicidad, la angustia y el temor si te tengo a ti?
jueves, 1 de agosto de 2013
Recuerdos.
¿En qué lugar estarán las cosas que uno pierde, las que uno olvida en las habitaciones más remotas de nuestro recuerdos y de nuestro tiempo?. Es necesario intentar recuperar lo que algún día teníamos para llenarnos de nostalgia. Disfrutar una caminata, el sabor de una comida que nos gustó, ver de nuevo a una mujer que vimos en la calle y nos gustó; escuchar cualquier platica pasada; escuchar un sonido que nos relajó.
Vivir de nuevo todo por la razón, simple, de volver a revivirlas. A mí me gustaría poder regresar el tiempo, dar unos cuantos pasos atrás para llegar a una habitación, una cena con la familia, un día sin problemas; y, si es posible, volver a dormir para tener un sueño repetido.
El cielo a lo alto de un cerro o de un pueblo es limpio, es más sano. Faltaría acostarse un rato en el pasto, con el olor de las flores y las plantas flotando sobre el aíre, alejado de todos los problemas de nuestro duro vivir; cerrar los ojos y ponerse a pensar en las cosas buenas que uno quiere, que a uno le gustaría vivir o sentir. Dormir un rato tranquilo y lleno, en el corazón diáfano, de paz.
miércoles, 31 de julio de 2013
Poema de: Jorge Luis Borges
El Golem:
Sí (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.
Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.
Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.
No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.
El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.
Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)
El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.
Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)
Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.
El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'
'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'
En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
El techo nocturno.
Me gustaría tener un techo trasparente, hecho como una ventana grande. Para ver acostado desde mi cama el cielo azul de la ciudad, para disfrutar el pasar de las nubes y las sombras que éstas hacen, que cubren con un manto la ciudad. Ver, antes de ir a dormir, la luna, si fuera así aullaría como un lobo.
No hay un techo por el momento así en mi casa. La luz de estos días es fuerte y quema la piel, hay lluvia y contaminación constante. Entonces no sólo me gustaría tener una habitación con un techo así, también la casa tendría que estar muy retirada de cualquier Polis del mundo. Salir y ver un horizonte natural que evoque al mundo natural; alejado de cualquier corrupción del hombre malsano.
Hoy no. Hoy tengo, tenemos, otras cosas en que pensar.
martes, 30 de julio de 2013
Algo de: Juan Ramón Jiménez.
Fuego único:
En la vida que viviste por el espacio y el tiempo,
me tocó vivir contigo, estrella de los luceros.
Y todo mi vivir fue acariciado de fuego:
llama roja, oro, morada, blanca, azul, gris, negra luego.
Si no me hubieras prendido, no sé lo que hubiera
[hecho.
¿Merecí arder, llama única? !Yo no puedo compren-
[derlo.
domingo, 28 de julio de 2013
Canción de Joaquín Sabina
Por el bulevar de los sueños rotos...
En el bulevar de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
Por el bulevar de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.
Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.
Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.
Se escapó de cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quien supiera reír
como llora Chavela!
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quien supiera reír
como llora Chavela!
Por el bulevar de los sueños rotos
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.
Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
(Estribillo)
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
Por el boulevar de los sueños rotos…
Los miedos de mi presente.
El andar por la vida es un equilibrio donde el miedo de caer está siempre presente. La caída es: el fracaso y las corrupciones del pensamiento.
De niño tenía miedos distintos a los que ahora siento: a la obscuridad, a los fantasmas y monstruos que estaban escondidos en cualquier rincón de la casa o de los lugares solitarios, a ser regañado por alguna travesura, a cruzar la calle, a que me dejaran solo a la hora de ir a dormir.
Hoy, al ser casi un adulto, los miedos son más potentes y peligrosos que antes. Todos los niños que fui ya no lo son, soy una pérdida de una infancia buena y sana. Me duele crecer, ser responsable, tener dinero, trabajo, bienestar, felicidad. Podría decir que el dolor de ser adulto repercute en mi actitud (idiosincrasia vulnerable). (Caída.)
La falta de cualquier cosa que sea importante da más miedo que todos los miedos, y siempre falta, nos falta algo que necesitamos para estar bien. Uno tiene que pararse en el borde del confort, una cuerda floja con un equilibrista herido, beodo por el destino trágico, donde el trayecto es siempre recto.
Amor, la existencia es mi palabra secreta, es mi verdad, mi insatisfacción. Soy existencia, río que avanza lentamente con una barca que se va destrozando. En tu cuerpo: ojos, voz, piel, el deseo; me veo a mi mismo dentro de ti, también la vida misma está en ti como un aíre que te cubre y me seduce; las flores, las palabras que dices invocan la luz que me guía, que me da el equilibrio bueno.
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