sábado, 17 de agosto de 2013
De: La vida es sueño
¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
viernes, 16 de agosto de 2013
Pablo Milanes: El breve espacio
Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está...
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará.
rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio
de lo que dá.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.
todavía no pregunté «¿te quedarás?».
temo mucho a la respuesta de un «jamás».
la prefiero compartida
antes que vaciar mi vida,
no es perfecta
mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé...
La nueva muerte.
Ahora en estos años la muerte ha dejado de ser sería para muchos. Es un tema que está de moda nada más. Las personas de mi edad la toman de juego, le ponen un sin fin de figuras a su alegoría, la hacen ver divertida, es atractiva para los amantes triviales. No la sienten pasar a su lado, no saben que está atrás de ellos, atrás de todos nosotros. Es Dios, es la sociedad, son las cosas olvidadas. Un ejemplo de lo que estoy diciendo sería el ir a un lugar donde vendan ropa, y ver por lo menos una playera que tenga una imagen de ella; hablan sobre ella como un tema fácil y ya sabido, son expertos en la muerte, cuando no han visto una persona muerta en su vida. Con la muerte no se juega, se respeta su idea más que cualquier cosa, por ella se inventaron casi todas las religiones que han existido, ella elige nuestra muerte, pero hay algunos que la buscan antes de tiempo. Aquí estamos pues, en la vida-muerte de todos los días.
A lo que me refiero es que en estos años modernos la sociedad ve de diferente modo la muerte. Ya todo está inventado, a lo que respecta a lo espiritual, y ya no es la muerte ni dios ni algo al lo que se le debe tener miedo. Aquí simplemente es una realidad común, ni lo fantastico le queda. Hoy en día el tema de la muerte sólo le interesa a la religón, a personas que se van a morir, o a quien se le murio alguien querido. Para los demás no vale, realmente, nada de nada.
A lo que me refiero es que en estos años modernos la sociedad ve de diferente modo la muerte. Ya todo está inventado, a lo que respecta a lo espiritual, y ya no es la muerte ni dios ni algo al lo que se le debe tener miedo. Aquí simplemente es una realidad común, ni lo fantastico le queda. Hoy en día el tema de la muerte sólo le interesa a la religón, a personas que se van a morir, o a quien se le murio alguien querido. Para los demás no vale, realmente, nada de nada.
De Xavier Villaurrutia: Inventar la verdad.
Pongo el oído atento al pecho,
Como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
Y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
Decir por qué será.
Si empezara a decirlo con fantasmas
De palabras y engaños al azar,
Llegaría, temblando de sorpresa,
A inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
Que te quería ya!
jueves, 15 de agosto de 2013
el silencio es nuestra lengua.
El silencio es nuestra lengua, un cuarto nuestro escondite, la mañana nuestro blasón. Lo que menos nos importa es el deseo, el placer por placer; nosotros queremos un amor real, que se pueda escribir, tocar, fotografiar. Veremos la basura de otoño, la lluvia de junio, el calor de agosto, el frío de invierno; veremos pasar los años y estaremos igual como la primera vez. El símbolo de la pasión nos llama lentamente, seduce nuestra separación para encontrarnos en un terremoto, en una borrasca de tormenta. Hay en todo esto una penumbra donde estamos cayendo, ese lugar sera nuestro rencuentro: la muerte. Ahora está en otra parte, buscando un vaso con agua, yendo a la tienda, soportando el clima de la temporada, y yo estaré igual que ella. Somos lo mismo en cuerpos diferentes, separados por el simple hecho de existir. Debemos ser dos en un ciclo de naturaleza humana, la flor que crece, la noche que crece, la luz que crece, la flor que se apaga, la noche que se apaga, la luz que se apaga. Dos voces pidiéndose ayuda. Estamos. Seremos. Nunca fuimos.
De Nietzsche
O sancta simplicitas! [¡Oh santa simplicidad!] ¡Dentro de qué simplificación y falseamiento tan extraños vive el hombre! ¡Imposible resulta dejar de maravillarse una vez que hemos acomodado nuestros ojos para ver tal prodigio! ¡Cómo hemos vuelto luminoso y libre y fácil y simple todo lo que nos rodea!, ¡cómo hemos sabido dar a nuestros sentidos un pase libre para todo lo superficial, y a nuestro pensar, un divino deseo de saltos y paralogismos traviesos!, - ¡cómo hemos sabido desde el principio mantener nuestra ignorancia, a fin de disfrutar una libertad, una despreocupación, una imprevisión, una intrepidez, una jovialidad
apenas comprensibles de la vida, a fin de disfrutar la vida!
Podría ser.
¿Qué sentido tiene?. No somos amigos, no nos vemos mucho tiempo, y cuando nos vemos no nos vemos por mucho; lo que viene siendo la comunicación que debemos tener tampoco la tenemos. Podría buscar a alguien más activo con mi entorno, quien pueda ser mi vecino, que cuando yo quiera pueda ir a visitar; comer juntos en la mañana, en la tarde o en la noche, platicar por horas sin aburrirse, dormir juntos, pasear por un cerro verde y con árboles que den sombra; taparnos con la misma cobija cuando haga frío, ver la televisión, muchas cosas más.
Pero lo que yo encontré en ti, lo que tienes por ser, va más allá de estas cosas (muy triviales). Me vas dando el dolor de una herida invisible, el sentimiento de necesitarte cuando empiezas a faltar en mi vida; el descubrimiento de las cosas más insignificantes. Soy sin ti una caída de agua, un aburrimiento ígneo, un vuelo sin viento. Podría decir que somos perros románticos, bestias cortadas a la mitad, una fruta y una rama.
Ella, la fantasía.
LLega por la ventana algunas veces, asoma su mirada por entre las cortinas. La veo al despertar, o cuando sé que viene la espero sentado en la sala. Ni siquiera toca para entrar, solamente espera, no mucho, y yo abro (con una sonrisa dibujada en la cara) la mitad de la ventana para que entre. Me habla de lo que vio en el cielo a venir, del día anterior, y de lo que ha pasado ella en el tiempo que no nos vimos.
La primera vez que llegó, la primera vez que tocó la ventana, eran como las dos de la tarde, era un día relajado; no estaba haciendo nada, solamente dejaba correr el día. Fue tan natural verla, no me asusto ni me sorprendió el que estuviera posada en un piso invisible enfrente de mi habitación, del otro lado del hueco de la ventana. Lo mismo hubiera sido que tocara la puerta o saliera por debajo de mi cama.
Ahora se acuesta conmigo, está a mi lado, habla de cosas como de loca, me pregunta sobre mis días, y cuando suele cerrar los ojos le doy un beso.
La noche ella la toca como un instrumento muy delicado, haciendo del obscuro día una melodía; no canta, no baila, no se mueve, el simple hecho de que se quede dormida produce un ritmo entre la habitación.
La buena literatura.
La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)