Soy parte de todos, parte de un conjunto multitudinario. No todo está muerto, nada está muerto. Vasta con tener una flor en este camino tempestuoso, puede ser la familia, los amigos, el amor.
Y al dormir escucho el lamento de tantos siglos de una ciudad estatua, de una ciudad que es cuerpo de mi cuerpo, que, a pesar de su quietud, se desliza en una lenta caricia que me llama, que nos llama. Nosotros somos la ciudad, la polis, la cultura, la identidad, el margen y el área de la sociedad.
¿Para qué decir que todo está mal?, los hombres siempre han vivido así y seguimos vivos, no hablo de aceptar lo malo ni de conformismo ni de parcialidad. Hablo de un amor hacia lo que somos y así nuestra lucha por un espacio mejor. El tiempo de cambio ya pasó, nos toca mantenernos de pie.