sábado, 24 de agosto de 2013

Hermann Hesse




(Demian le dice a Sinclair)
Nadie sueña cosas que no se refieren a él. Pero no me atañe a mi solo, tienes razón. Yo distingo bien los sueños que me anuncian movimientos de mi alma y los otros, muy raros, en los que se presagia el destino de toda la humanidad. He 
tenido pocas veces sueños de éstos, y nunca uno del que pudiera decir que ha sido una profecía y que se haya cumplido. Las interpretaciones son demasiado vagas. Pero de una cosa sí estoy seguro. He soñado algo que no sólo me atañe a mí. Porque es semejante a otros sueños antiguos que he tenido y de los que es continuación. De éstos, Sinclair, 
brotan los presentimientos, de que ya te he hablado. Que nuestro mundo está corrupto, ya lo sabemos; esto no seria un motivo suficiente para profetizarle su destrucción o algo 
parecido. Pero desde hace varios años he tenido sueños de los que he sacado la conclusión o el presentimiento -o como quieras llamarlo- que me hacen intuir que se acerca la destrucción de un mundo viejo.

viernes, 23 de agosto de 2013

Dos imágenes que me gustan (3)



A media noche




A medianoche, a punto de terminar agosto, pienso con tristeza en las hojas que caen de los calendarios incesantemente. Me siento el árbol de los calendarios.

Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja preguntándome: si es huérfano el que pierde un padre, si es viudo el que ha perdido la esposa, ¿cómo se llama el que pierde un hijo?, ¿cómo, el que pierde el tiempo? Y si yo mismo soy el tiempo, ¿cómo he de llamarme, si me pierdo a mí mismo?

El día y la noche, no el lunes ni el martes, ni agosto ni septiembre; el día y la noche son la única medida de nuestra duración. Existir es durar, abrir los ojos y cerrarlos.

A estas horas, todas las noches, para siempre, yo soy el que ha perdido el día. (Aunque sienta que, igual que sube la fruta por las ramas del durazno, está subiendo, en el corazón de estas horas, el amanecer.)

jueves, 22 de agosto de 2013

Nada de sueño.




¿Qué es el día sin ti, un gigantante sin cabeza?. Tengo la palabra, el sentido y la dirección de mi ruin vida, tengo el casalicio, el alcor, la base, el jorfe  y tu efigie. Escucho tambien el temblor, el color de tu cuerpo y el inacabable giro de las manesillas de un reloj viejo y desgastado.

Fuera de mi calor la temperatura gira. Te pones lo caliente del movimiento como una ropa suave y limpia. Agotado de mí, insoportable el día y la fecha del año que continua y continua y se conserva.

¿Qué soy sin ti en la noche?. Un fílisteo viendo la luna, un testarudo, un relampágo cansado, una luz paralelepipeda, realidad, nada. Pero todas las noches las he vivido sin ti, todos los años, para qué preocuparme de esas cosas; simplemente las sospechas son las mismas de siempre, solamente es ahora que te quiero meter en todo lo que me sucede. Mejor te dejo afuera de mi vida, te dejo con tu cuerpo que es tuyo, no  mi complemento. Sería como si el amor fuera una fragancia, un pérfume, que dejas por un momento en mí, que se evapora al rato de que te vas.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Mujeres en mi cerebro.



Varios pensamientos que tengo son como mujeres: a veces son bellas, hermosas y naturales; otras ocasiones son feas, celosas, entrometidas. A todas estas mujeres metafísicas las quiero, son mis amantes más fieles, me ayudan cuando estoy rendido y son mis amigas en mi soledad. Una que otra anda con sueño, llora, o me abraza. En su belleza te esperan como amigas tuyas. Me esperan entre la cama, me acompañan al caminar en la calle, las sueño y ellas me sueñan.

Y todo eso porque amo a las mujeres, las deseo y las contemplo. Las reliquias de los santos, la censura de el amor, dadoras de vida y agua (agua que recorre mis piernas hasta la cabeza). 

En fin, mis mujeres que tengo entre las neuronas me invitan a dormir para siempre, a descansar las extremidades, a derumbar mi cuerpo. Pero estás tú, pero estás tú; aquí, en este mundo, amando por algun lado que no conozco mi ser.

martes, 20 de agosto de 2013

Fugaz recordatorio.




Hay ciertas cosas que me enamoraron alguna vez de cierta mujer, un amor instantaneo. Le dije que fue como una estrella fugaz: sólo un poco de luz rápida y blanca, que se recuerda para siempre. No lo digo en un tono cursí. Nada me dijo después, nada me dice ahora; se olvido de mí y yo de ella, nada de su voz queda en mis oídos, nada de su imágen queda en mis ojos, tan sólo un recuerdo grabado en mi persona, un látido más en la vida que seré.

lunes, 19 de agosto de 2013

De Pablo Neruda.




Yo no aprendí en los libros ninguna receta para la composición de un poema: y no dejaré impreso a mi vez ni siquiera un consejo, modo o estilo para que los nuevos poetas reciban de mí alguna gota de supuesta sabiduría. Si he narrado en este discurso ciertos sucesos del pasado, si he revivido un nunca olvidado relato en esta ocasión y en este sitio tan diferentes a lo acontecido, es porque en el curso de mi vida he encontrado siempre en alguna parte la aseveración necesaria, la fórmula que me aguardaba, no para endurecerse en mis palabras sino para explicarme a mí mismo.