martes, 9 de junio de 2015

Niña mágica (o viaje número 2)

  Me despierto, en el techo veo las últimas imágenes del sueño que desaparecen lentamente de mis recuerdos. Como el viento que sopla detrás de la ventana levantando el polvo de la ciudad, hay algo dentro de mi habitación que aleja con igual fuerza estás visiones e imágenes irreales que veía mientras dormía.
  Me levanto, me siento en la cama. La tarde de hoy me ha despertado, los coloridos paisajes que hay afuera están más coloridos aun con esté sol tranquilo y cálido. Una canción suena a lo lejos, autos, pasos de personas, el susurro de la multitud, un avión, alguien en la cocina de casa, el aire moviéndose, perros, aves, el melódico sonido de una nube. Todo eso llega a mí desde lejos.
  Me concentro, intento percibir nada más mi respiración. Veo el reloj y la hora no me dice nada. He dormido lo suficiente para no volverme a acostar. Me concentro y siento que alguien, en algún sitio me ha mandado un beso.
  Me sonrío a mí. Camino hacía la ventana con mejor vista de la casa para asomarme, quiero ver el día, y mientras voy a eso siento una ligereza en mi cuerpo. Caminaré por donde el beso vino, me iré por su camino elegido por él. El día brilla en mis ojos.
  Me conduzco, voy volando por donde yo quiera, mas siento una atracción por ir hasta donde se encuentran los labios. Sí...es ahí. ¡Por fin he llegado!