miércoles, 16 de abril de 2014

La carta de siempre.


Todos los latidos un: te amo. Así amaneció otra vez en mí el amor que duerme. Buscando un papel de la escuela me encontré con una carta tuya, la leí como quien ve morir a una mujer, como quien escucha la parte última de una canción. No me acuerdo cuando me la diste, pero siento lo mismo que aquella vez. Y tu letra siempre será la misma, y tus palabras pertenecen a mis memorias de joven y absurdo que era en ese entonces. Y pienso en ti ahora, se que algún día nos volveremos a ver y será como siempre nos hemos visto: desconocidos conectados por el amor. Amantes anónimos y secretos.

martes, 15 de abril de 2014

¿Guíame?


Mi deseo es tenerte, saberte presente a mí lado, sin que seas para mí, sin que te entregues a la vehemente pasión, que es fruto rojo-sangre. Cuantas cosas daría para verte y no olvidarme nunca de tu cara, desde el día hasta que las horas hagan la noche una y otra vez hasta morir uno de los dos. Entregaría toda una vida, mis recuerdos de infancia, la oportunidad de volver a soñar, la entregaría, porque la fiesta de tenerte sería el mayor de los sueños. Una realización de lo humano.

Toda oportunidad es un encanto, y me despojaría de mi carne y de mi alma mi ser, para hacer el ritual de la soledad en soledad y en somnoliento desvarío, una vez más. Solamente un vez, pero que esa vez dure en sí misma lo que el amor ha hecho del tiempo: un alboroto de segundos que son minutos que son horas que son una despedida.    

domingo, 13 de abril de 2014

sino


Una roca cae y nadie escucha el sonido de su potente rodada hacia abajo, nadie sabe que ha caído, pero ha creado un nido en su recorrido, hizo un camino donde ahora circula el agua al bosque sediento, esquivó un jardín, y quedó en un claro donde se posan sobre ella las aves. La roca no tiene vida, y sin embargo la vida se extendió a su destrucción y desplazamiento. ¿No podría ser así una bala penetrada en el pecho de Dios?