domingo, 13 de abril de 2014

sino


Una roca cae y nadie escucha el sonido de su potente rodada hacia abajo, nadie sabe que ha caído, pero ha creado un nido en su recorrido, hizo un camino donde ahora circula el agua al bosque sediento, esquivó un jardín, y quedó en un claro donde se posan sobre ella las aves. La roca no tiene vida, y sin embargo la vida se extendió a su destrucción y desplazamiento. ¿No podría ser así una bala penetrada en el pecho de Dios? 

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