25. Un mediodía, mientras los rebaños yacían a la sombra, durmióse Cloe al son de la flauta de Dafnis y éste al advertirlo, cesó de tocar y contemplándola embelesado, sin sentir vergüenza alguna, dijo estas palabras: "¡Cómo duermen sus ojos! ¡Cómo alienta su boca! ¡Ni las manzanas ni el romero florido exhalan un perfume tan suave! No me atrevo a besarla, sin embargo, porque su beso punza y enloquece como la miel nueva. Además, temo despertarla. ¡Impertinentes cigarras que no permitiréis que duerma cantando de ese modo! ¿Y esos chivos que se pelean a cornadas? ¡Oh, lobos más cobardes que zorras! ¿Por qué no acudís a robarlos ahora mismo?"
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miércoles, 11 de diciembre de 2013
Dafnis y Cloe (Longo)
25. Un mediodía, mientras los rebaños yacían a la sombra, durmióse Cloe al son de la flauta de Dafnis y éste al advertirlo, cesó de tocar y contemplándola embelesado, sin sentir vergüenza alguna, dijo estas palabras: "¡Cómo duermen sus ojos! ¡Cómo alienta su boca! ¡Ni las manzanas ni el romero florido exhalan un perfume tan suave! No me atrevo a besarla, sin embargo, porque su beso punza y enloquece como la miel nueva. Además, temo despertarla. ¡Impertinentes cigarras que no permitiréis que duerma cantando de ese modo! ¿Y esos chivos que se pelean a cornadas? ¡Oh, lobos más cobardes que zorras! ¿Por qué no acudís a robarlos ahora mismo?"
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