jueves, 8 de enero de 2015
Una carta que de lejos se escribe.
¿En dónde quedó el amor, Paloma? ¿cuándo sopló el viento que apago el fuego?
Y se pasan los días como si todavía siguiera si candor, mas al abrir los sentidos al entorno nada de calor, simplemente una multitud que se agita en el balanceo diario de la vida moderna, y tan grises pensamientos invaden los recuerdo que se están volviendo más y más opacos. La ciudad grita tu nombre dentro de mí, y sé que de vez en cuando te grita a ti mi nombre. Nada se pierde, el ser absorbe la vida, uniendo con el mismo hilo el pasado, el presente y el futuro.
Dice la canción "cuántas cosas se pierden en una semana sin ti", es verdad, tantas. Se van acumulando más las semanas. A de haber algo que explote, que derrumbe la vida de mayor temple ante el triste recuerdo que aviva los silencios de una pasión, aquellos sabores de los besos o el trémulo movimiento entre los labios y el cuello.
Sé que vas a estar aquí, no habrá temores de miedo, tampoco de fríos abrazos. Los sentimientos más puros son tatuajes en la sangre, son llaves que levantan de la muerte las emociones más profundamente enterradas. Y ahora vuelve el amor, como el vuelo de una paloma o de un ruiseñor.
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