domingo, 4 de agosto de 2013

Lo mismo


Apenas entra la luz de la mañana por la gran ventana de esta pequeña habitación; apenas cubiertos los rayos de sol por esta cortina, blanca y vieja, dándole a las paredes, techo y suelo el mismo, y tan familiar color, de la mañana nueva, del día nuevo. Apenas la hora cálida amanece con un frío aíre; y es apenas que yo me despierto para pensar en la vida. Hay en todo ésto algo que se repite incansablemente, no sólo para mí, para todos los que han vivido. Ya que soy uno entre miles y miles. 

Una vez, estando en la calle, se acercó un hombre con una biblia en la mano, me empezó a hablar de Dios. Me invitaba a reflexionar sobre la creación y temas que sólo la religión puede ver. Después de un tiempo, de dudas y respuestas, cuando él dijo todo lo que tenía que decir; le dije: tiene razón en lo que me acaba de decir, pero, yo pienso, que Dios no se interesa en mí porque qué importancia tiene una persona como yo en su interés; soy insignificante. Además, le dije, hay otras personas con más problemas, con más miedo y, mucho más, deseosas de estar al lado de Dios. Yo no necesito a Dios en mi vida por el momento; si el guía mi destino no me importa saberlo, si el nos creo y creo todo, tampoco me importa. No necesito acercarme a él para ser feliz, ya que en este momento soy feliz. 
No me dijo nada por un momento. Reflexionó por un momento y me dijo lo equivocado que yo estaba. No sé porque me lo dijo. Me despedí de él y me fui.

¿Cuántas personas tendrán los mismos problemas que yo, cuántas las mismas dudas?. Son muchos los años que a uno no le tocan vivir.

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