He pensado muchas veces en las conversaciones que he tenido con personas de mi edad, la forma en como se comportan ellos; buscando siempre explicaciones de las cosas, queriendo convencerte de que estás mal, en sus ideas poco pensadas, y desconfiando de las propuestas que les doy de ver la vida. Andando siempre en tendencias graves que distorsionan la realidad y la buena convivencia. Tomando ideales a la ligera, como si no fuera algo enserio los problemas en que todos estamos hundidos. Sus deseos se basan en la rebeldía, una rebeldía tergiversada; ven en el acto de evadir sus responsabilidades una formula para entrar en un grupo que no hace nada para entender, para entenderse. Sin esforzarse mucho, sin preocuparse de lo complicado que es vivir en este mundo.
Me ha pasado mucho que caigo, según ellos, en errores absurdos, que mi forma de pensar es contradictoria y por eso es un error. Su conformidad a las cosas simples es bueno, pero lo llevan a un limite de actuar en contra de una sociedad que quiere lo mejor, pero tiene una venda en los ojos; ellos participan en ese mal que quieren erradicar. Ellos son el mal. Nosotros somos el mal.
¿Por qué al ser diferente se desatan iras ardientes?
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