lunes, 2 de febrero de 2015
Trauma a flote.
Trato de escribir en el papel las últimas líneas de mis días. Un suicida me mira en el espejo, sus ojos se parecen tanto a ella, desde un tiempo para acá he intentado comunicarme pero calla su boca las palabras que detendrán el movimiento de la navaja que corta mi muñeca, que se mueve como los relojes de pared, que a veces ni te das cuenta de que sigue y sigue girando sus manecillas. Trato de decir algo, pero siento incomodidad al tomar el lápiz, y la hoja en blanco se resiste a tomar nota, solamente se escurren las gotas de sangre en el papel, ya empiezo a darle forma a esas siluetas esparcidas, formas humanas, con rostro y felicidad. La obscuridad del rincón donde me impide leer lo que he escrito, lo poco, ya que me he esforzado tanto para trazar líneas, que para mí son letras, símbolos que van a decir, que van a hablar y hacer ruido cuando muera... pero por el momento voy a vivir, no estoy preparado, es más: hoy me siento más fuerte que mi reflejo, voy a ir más allá de mi tristeza.
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