sábado, 7 de marzo de 2015

Entre dos espejos me vi.



Y no sé por qué todavía siento tristeza, me encuentro atrapado desde hace tiempo en el fondo de un sentimiento o emoción que no debería de existir, que tuve que superar ya hace tiempo, pero son pocas mis fuerzas para emprender la subida. Así sea el viento que ondula las nubes, el agua de nuestro interior, la tierra blanda donde he postrado las bases de mi pasado, o el fuego neutro de las pasiones en otros cuerpo, cualquier cosa que me saque de aquí tendrá que ser natural, nada de ficciones o falsos amores. Porque si de eso modo fuera, toda mi vida sería una mentira. Yo mismo, naturalmente, cosmicamente consciente.

Y ella se calló ya hace mucho tiempo, su voz no puede ayudarme, los besos que compartimos no sirvieron de nada, la unión de los cuerpos fue solamente eso, superficies tocándose, porque ahora me encuentro peor que nunca, más solo y más expuesto al celo, a los resentimientos y a la desconfianza y al desinterés. De seguro pasa los mejores tiempos de su vida, y ni siquiera ha de pensar ella en mi desamor, las noches que deseaba su cuerpo como una protección infinita del tiempo que se va. Y tempranamente comenzó a olvidar. Y eso que el olvido no era el mejor de sus atributos.

Pero aquí en las profundidades una manos iguales a las mías se extendieron, intentaron alcanzarme y me tomaron. Salimos juntos al mundo. Ella es más que una verdad, en su inteligencia me ama, en sus labios puedo leer que está despierta. La vida retomó su corriente. Y su nombre es Paloma, Anabel, Shinué, Frau, Amelia (Tantos nombres tienes, y los dos sabemos tu verdadero).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario