sábado, 7 de septiembre de 2013

Camino novo.


Despierto de noche, identificando las sobras, las siluetas de la recámara; el insomnio arruina las horas de sueño; veo el techo de color azul-negro, me veo en un espejo que no refleja nada: el pensamiento. No puedo dormir.

Me levanto porque estoy empezando a ir a la escuela. Después de tres años por fin voy a tener una escuela donde pueda seguir mis estudios, con la cual ya no me siento en un prófundo hoyo -que yo mismo lo fui extendiendo-.

En aquellas épocas de escuela matutina me vi como alguien pérdido, o, más bien, alguien con una venda en los ojos. Intenté cambiar en estos años perdidos, pienso que sí, que cambie para bien, que ahora voy por buen camino.

Me veo confiado ahora, ahora tengo ganas de estudiar, lo más bueno que pude aprender fue: aprender ayuda a comprender quién eres. Siento una inspiración en la sangre. Soy. 

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