miércoles, 11 de junio de 2014

Son ellos y yo.


 No culpo amis compañeros de clases de sus burlas. Tampoco de sus ganas de no querer tomar clases, irse a tomar o salirse temprano de la escuela porque se les da la gana. ¿Y quién soy yo para decir si ellos son buenos o malos?, creo que ahora eso ya no importa, simplemente otro más, entre muchos otros más, que da una opinión al aire. Y me gustaría equivocarme porque si fuera cierto sería un asunto de lastima o de la tragedia actual de los muchos días de hoy.
 Pienso que el hecho de que se pongan a decirse de cosas, me refiero a que, una vez tomando confianza entre un grupo, todo se vuelve un decir y responder de uno hacia el otro. No digo que no es chistoso lo que se dicen o lo que me dicen, al fin y al cabo se basan en algo real para atacarme o atacar al de alado. Un cumulo de ideas que pueden definirme o un punto de vista diferente.
  Ellos han encontrado en su aburrimiento, en la imposibilidad de entretenerse y en "chingar". Su forma de distracción entretenida. Es una evocación de la gracia, del humor, del chiste, atacar al otro hasta dejarlo callado y satisfacer a los que escuchan la gracia. Es aquí donde me preocupo por ellos, porque tal vez es una manera de no verse, ya que lo primero que hacen es ver en el contrario sus defectos para poder burlarse antes que en ellos. Van como ciegos por el mundo.
 No digo ni los ataco. De que modo puedo decirles que mejor se pongan a leer, o hagan algo con más importancia, una actividad que los ponga a pensar diferente, que cambien el mundo. Eso no me corresponde. Tal vez no nacieron, también lo digo para mí, para hacer eso; o que ni les guste leer, o hacer.
Al final es un hecho que veo en su entretenimiento de estar diciendo contra el otro algo terriblemente mal, ya que no les aporta nada, sino la simple habilidad de poder contestar o superar en gracia al rival. Sociedad que deja de verse, muro entre muros, tiempo sin conciencia.

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