domingo, 26 de octubre de 2014

Seguirme.


Hay ciertas cosas que me persiguen a veces en las noches cuando transito tranquilo las calles de por mi casa, bueno, no sólo de mi casa, también en lugares apartados de la gente que conozco; empiezo primero por escuchar mis pasos que emiten un taconeo que hace eco en las paredes y en las ramas de arboles muy grandes; casi después la respiración, el  rápido ensanchamiento y desinfle de los pulmones en mi interior delata mi miedo...pero ¿a quién puede ser?.
 Sombras distinguibles por algún poste de luz amarilla, un un maldito sonido a electricidad que sale de éstos hace más temeroso el camino que me falta recorrer. Y en mi casa es un sonido quieto, más que silencio es un extraño murmullo de la casa. Intento pensar qué puede ser: tuberías adentro de las paredes, agua goteando en un frío metal, el crujir de los muebles y sillas de madera, aparatos siempre conectados; incluso sonidos que no vienen del interior como por ejemplo el golpe que se da a una de las paredes por algún vecino o el lejano y espantoso ruido de sirena de ambulancia.
  Y es hasta el día siguiente que puedo darme cuenta: es tu soledad, amor mío, la que me persigue...

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