Te beso lentamente. Te acaricio los labios y sonríes otra vez, hace tiempo que no sonreías así, recorro la fina textura, el borde difuminado de la piel de tus labios. Te encuentro en ti misma, a la orilla de este gran abismo que nos separa, y son tus besos un puente. Besarte es entrar a tu mundo.
Cierras los ojos como si fueras a dormir, delicioso sueño entre mis brazos, y tu lengua dibuja mis labios, la usas imitando el pincel del artista, paisajes íntimos, imágenes de confortante enigma.
Estoy abstraído, ensimismado y al la par conectado contigo. Entonces empezamos a recorrerte, estoy perdido en tu cuerpo, mis manos acarician tu ser, buscándote, y es ahí mismo, en las facciones de tu cara, donde comienza el camino, me guían a través de mis más grandes sueños. Busco tu cuello, sensual mujer, tus senos delicados, el corazón palpitante, el vientre cálido, el ombligo, la copa de vino, la luna reverberante en el quieto lago de tu pensamiento, la almohada, la cama y el colchón; tus muslos, de tus rodillas a los pies y de los pies a la espalda hasta tu cabello. Y te he encontrado, amor mío, en el silencio de la respiración, en el amor de vivir, tú eres la vida.
Muy hermoso, gracias.
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