sábado, 6 de septiembre de 2014

Quiero no viajar.


En los ojos una nocturna imagen se torna de brillo. El miedo corre por las sombras intentando imitar un río de terror, con peces muertos, cementerio de corales su profundidad. En la noche reposan cadáveres, que flotan en su laguna de muerte y quietud. Cada mirada que se encuentra destruida de vida intenta sonreír, un hilo de esperanza los entreteje como una gran masa de unión. Las luz de la luna, luz blanca y azul, deja ver su materia que hace parecer esta habitación sumergida en un claro líquido que lo llena todo. Recorren ciertos recuerdos de pesadilla mi cabeza, entre choques eléctricos y flujos sanguíneos, hilos de sangre sin venas. He salido de mi cuerpo. No tengo sombra y la tengo cuando me veo, no tengo ojos y puedo verme, no tengo tacto pero puedo sentir una sensación cálida, parecida al viento suave del himno de la voces. Siento tanto miedo, también. Pero no puedo espantarme, ya que oigo el susurrar de mis sueños y de los tuyos. Y cuando más me voy acomodando en la materia que me cobija... despierto.     

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