domingo, 7 de septiembre de 2014

Un mensaje para ti.

 Dios. Tal vez no crea en ti tanto, no me imagino que tú guías el camino, que haces caer las flores en otoño, o que nos cuidas en la enfermedad. El amor de la gente se está perdiendo, cada vez más villanos los héroes y más buenas las bestias. ¿Puedes ver acaso como los bosques mueren, como pierden su infancia los niños en la guerra?. Dios, amigo mío, gran escrutador de las acciones, ¿dónde estás?
  Aquellas mañanas en que hiciste venir a ella (Paloma) por qué caminos la guiaste, que ahora busco su senda, su camino que ha dejado sus huellas.
 Dios, quiero contarte, que de verdad siento que la amo. Tú sabes qué es el amor, como tu hijo, el perdón hacia quienes le hicieron daño. Desde tu cielo nos has ido viendo, a través del tiempo. Desde que los desiertos eran mares, hasta nuestra forma de ver el universo ahora. Tus hijos te buscan, ya no sólo en tu palabra. Tantas ganas tenemos de ir a verte, o que vengas aquí.
  Quiero decirte, compañero, que la amo, que la extraño tanto cada hora, cada vez que ya no me puedo acordar de su cara. La silueta de su beso se confunde en la sombra del futuro.
  No hagas que se separen nuestros destinos, no permitas que caiga en ella el odio, ni las máscaras que nos envuelven. Ni tampoco dejes que la atraviese la aguja del dolor. Ya sé que son cosas muy difíciles, unas a las cuales estamos destinados los hombres. Pero no la hagas sufrir tanto.
  La forma de su mirada es el sol del alba; la noche de lluvia, su tristeza; la música, su danza. Y contento la alcanzaba entre nuestros días, abrazándola. Pude sentir como mi corazón latía su sangre, pude sentir su sangre en mis venas. Hablo con su voz... veo con su mirada. Escucho una vieja luz que llega de su alma.
Quiero volver a verla, y amarla como lo hice ayer. Donde hablarle era hablarle, y no la sensación de un teclado en mis dedos; y no la sensación de una grieta en mi reflejo. Ni una lágrima más que ruede por su cara sin que la pueda besar.
 Dios. No te conozco, pero sé que estás no son palabras que se las va a llevar el viento. Siento que soy escuchado.   

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