martes, 2 de diciembre de 2014
Del tiempo junto.
De tu voz también he visto salir pequeñas siluetas de niña, o paisajes de borroso contorno. Me doy cuenta, cerrando los ojos puedo ver tus historias, el otro mundo que encierras y que nadie puede ver, tan sólo se trata de sentir tu respiración, la manera que salen las palabras de ti. Y toco tu cuello con los ojos más cerrados aún, me gusta sentirlo mientras hablas, porque ese calor que tiene lo expresa tu mirada, secretos guardados y bien distribuidos por todo tu cuerpo, por tu ser agotado que finge un bien estar, las pesadas horas acumuladas que fatigan tus músculos, la incierta mujer que eres se profundiza en mí.
Comienza mi viaje, recorridos infinitos por ti, pero es necesario que dejes entrar, no cualquiera puede llegar al cielo llano tuyo. Y aquí estoy, te busco por entre recuerdos, y sin querer soy tú, paso lentamente mis manos ante una pared que se derrumba. Es parecido al cuento que empezamos los dos ¿te acuerdas? esa niña que llega a un lugar tan agradable, donde se mezclan toda clase de paisajes extraordinarios. De igual manera me conduzco por ti, que dejas recorrerte sin prisa, y toda tú te encuentras más viva. Y yo empiezo a vivir distinto, un paso más allá, que no sé si es el espacio que existe entre la vida y la muerte.
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