martes, 29 de julio de 2014

Despertar después de despertar.

El espanto, pánico y terror, desgracia e impaciencia. Un relámpago cruza en un instante lo alto del mañana.Una pausa, detienen mis ojos por un momento el brillo de un hilo eléctrico, deshilachado. El agua que sale con furia de de la boca del cielo golpea el rostro. ¡NO!.
  De repente, de repente, en un parpadeo; todo ha cambiado. Empiezo por darme cuenta de que no hay sonido de violento rayo, tampoco humedad penetrando los pulmones, heridas, ni cicatrices en la sangre ni grietas divisoras. La luz solar, igual que un adorno dorado, expande las regiones internas, atraviesa mi substancia.
  Solamente la tierra y yo.

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